La recuperación es un camino que a menudo requiere de varias disciplinas. Por eso, en esta entrada, queremos unirnos a la celebración del Día Mundial de la Terapia Ocupacional, que se celebra cada 27 de octubre. Es una fecha perfecta para reflexionar sobre la importancia de esta profesión, que trabaja mano a mano con otras disciplinas para mejorar la calidad de vida de las personas.
🤝 Del 8 de septiembre al 27 de octubre: Juntos por la salud y el bienestar
Hace solo unas semanas, el 8 de septiembre, celebramos el Día Mundial de la Fisioterapia. Ambas profesiones, aunque distintas, comparten un objetivo fundamental: mejorar la salud, el bienestar y la autonomía de las personas. La fisioterapia se centra en el movimiento y la función física, tratando lesiones o patologías musculoesqueléticas y neurológicas para restaurar o mantener la movilidad.
La terapia ocupacional, por su parte, se enfoca en la ocupación. ¿Qué es una «ocupación»? No es solo un trabajo, sino cualquier actividad significativa que realizamos en nuestro día a día, como vestirnos, comer, comunicarnos, trabajar, jugar o interactuar socialmente. El terapeuta ocupacional utiliza estas actividades como herramienta terapéutica para ayudar a las personas a superar las barreras físicas, cognitivas, emocionales o sociales que les impiden participar plenamente en su vida.
📜 Una breve historia: De la moralidad a la universidad
La terapia ocupacional tiene raíces históricas en el Movimiento de Artes y Oficios del siglo XIX y en la Psiquiatría Moral, que abogaba por tratar a los pacientes con enfermedades mentales de una manera más humana, promoviendo la participación en actividades significativas para su bienestar.
El nacimiento formal de la profesión se dio en Estados Unidos en 1917, con la fundación de la Sociedad Nacional para la Promoción de la Terapia Ocupacional, hoy conocida como la Asociación Americana de Terapia Ocupacional (AOTA).
En España, la terapia ocupacional llegó de la mano de la Escuela Nacional de Terapia Ocupacional en Madrid, en la década de 1960. Tras varios años de desarrollo, se consolidó como una titulación universitaria con la integración de los estudios en las universidades españolas. Esta transformación fue crucial para darle el reconocimiento, el rigor científico y la autonomía profesional que tiene hoy en día, diferenciándola de otras profesiones sanitarias.
Hoy en día, un terapeuta ocupacional es un profesional de la salud altamente cualificado, capaz de diseñar planes de tratamiento basados en la evidencia científica.
💪 El impacto en la vida cotidiana
¿Cómo puede la terapia ocupacional beneficiar a la población en general?
Los terapeutas ocupacionales pueden trabajar con personas de todas las edades y en múltiples entornos, desde hospitales hasta colegios, empresas y domicilios. Sus intervenciones son clave en áreas como:
- Pediatría: Ayudando a niños con retrasos en el desarrollo o discapacidades a mejorar sus habilidades de juego, autocuidado y rendimiento escolar.
- Geriatría: Facilitando que las personas mayores mantengan su independencia y seguridad en su hogar, a través de adaptaciones y entrenamiento en el uso de ayudas técnicas.
- Salud mental: Promoviendo la participación en actividades sociales y laborales para mejorar la autoestima y la integración de personas con trastornos mentales.
- Rehabilitación física: Entrenando a personas con lesiones (como un accidente cerebrovascular o una lesión medular) en el uso de estrategias y herramientas para volver a realizar sus actividades diarias, como cocinar, escribir o conducir.
💪 Quizás te preguntes cómo la terapia ocupacional transforma vidas
Esto se consigue trabajando áreas más allá donde otras disciplinas no pueden llegar:
- Autocuidado: Te enseñan a realizar tareas diarias como vestirte o ducharte con mayor facilidad, incluso tras una lesión o enfermedad neurológica.
- Adaptaciones del entorno: Analizan tu hogar o lugar de trabajo para proponer modificaciones que te permitan moverte y funcionar de forma más segura e independiente.
- Rehabilitación neurológica: Ayudan a pacientes con daño cerebral a recuperar habilidades cognitivas y motoras finas, esenciales para volver a escribir, cocinar o usar el ordenador.
- Manejo de ayudas técnicas: Te entrenan en el uso de herramientas y dispositivos que facilitan tu día a día, como férulas, utensilios adaptados o ayudas para la movilidad.